Hoy abordamos el tema del uso del diccionario en el aula.
La primera pregunta que me viene a la cabeza es si verdaderamente se usa. Quiero decir, si ha sobrevivido a las nuevas tecnologías o si va a sobrevivir.
Tengo alumnos que no lo utilizan y buscan todo en el teléfono o en internet. Por propia experiencia reconozco que es mucho más práctica esta opción, pero recomiendo su uso en el aula, por varias razones.
Exactitud
Es cierto que la rapidez va en detrimento de la exactitud en este tema, y por ello es conveniente el diccionario. Sobre todo a partir de un nivel intermedio y desde luego en un nivel avanzado. Y en estos dos casos, me inclino por uno solamente en español.
Razones educativas
Es cierto que en un nivel inicial deseamos saber el significado exacto de una palabra (y también en otros niveles a veces) por lo cual el diccionario en dos idiomas me parece útil. En el caso de los niveles de primaria podemos también alegar razones educativas, como la de acostumbrarse a manejarlo -que es un fin en sí mismo como fuente de información y referencia-, y además podemos introducir un elemento lúdico al hacerlo:
un concurso en el que se premie al más rápido en encontrar una palabra puede servir para incorporar alumnos en la dinámica de clase que de otra manera sería difícil, al favorecer una habilidad manual más que los conocimientos. (Estoy pensando en alumnos inquietos o poco motivados, en especial los chicos).
Información completa
Es raro que en internet haya más de dos o tres definiciones o acepciones. En un diccionario encontraremos variantes aceptadas en el uso culto o de procedencia geográfica, así como las acepciones familiares, las figuradas (que son tan corrientes en nuestra lengua), las familiares y las hispanoamericanas, claro, o las palabras técnicas. Por último estaría la inclusión etimológica de las palabras, que siempre resulta interesante y la categoría gramatical de las palabras, que a veces no está tan clara por internet.
Una solución intermedia pasaría por utilizar el diccionario de la Real Academia de la lengua, que es más completo que la mayoría de las traducciones en la red y que nos sirve como referencia de las razones arriba expuestas. Aconsejamos su uso cuando tengamos que buscar una palabra con el ordenador o el teléfono móvil y tengamos prisa, pero en clase y como complemento de los otros libros y material que utilicemos, sigamos buscando palabras con el diccionario físico tradicional. Hay versiones muy manejables y en pequeños tamaños que ayudan mucho y resultan más atractivas que los viejos tomos de cartón duro en gran formato de otras épocas. Y así contribuiremos a la supervivencia de los diccionarios (no sobrevivencia).
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