Hace unas semanas le presté a una alumna un libro que pensaba iba a serle de utilidad. Es cierto que no lo había leído -salvo dos capítulos- pero me parecía adecuado para su nivel, intermedio alto. Se trataba de un libro de literatura juvenil cuya acción transcurría en la época pre-medieval en España. Me parecía que el contexto histórico del personaje -un joven cristiano que habitaba en la Córdoba del siglo XI, reino de esplendor del califato árabe- sería interesante. Me equivoqué. Resulta que el vocabulario empleado contiene bastantes palabras de origen árabe que dificultaban la lectura. También la diferencia cronológica entre nuestro calendario y el árabe suponía un freno, aunque ponga el año en los dos. Y la alumna me lo devolvió diciendo que era un poco difícil.
Esto me supone una buena lección. Leer proporciona un contexto cultural fundamental en el aprendizaje que ningún manual puede suplir. Por eso es un complemento esencial del mismo que no se debe descuidar incluso desde los comienzos. Pues si hay algo que he comprobado a lo largo de mis años de experiencia como profesor de español es que los alumnos son capaces de leer frases desde las primeras clases. De ahí la importancia de leer libros adaptados a cada nivel, con una gramática y un vocabulario adecuados.
Es cierto que los niños en los colegios están saturados con tantas asignaturas y libros, pero los libros con ilustraciones y temas atractivos (aventura y misterio son los más comunes) son una estupenda manera de que aprendan sin recurrir a conjugaciones ni a vocabulario fuera de contexto.
Respecto a los adultos, está claro que ellos mismos lo demandan si tienen interés. Sobre todo los alumnos francófonos pueden comprender con facilidad la mayoría de los textos, por la similitud con su lengua. En el librito que sigo con mis alumnos hay una historia que continúa capítulo a capítulo y que les gusta, sin duda. Los tiempos verbales se van adaptando a los contenidos que se aprenden y el vocabulario va ganando en complejidad. Todas las semanas, como parte de los deberes, leen un poco y puedo comprobar la mejora de esta competencia. Además, da pie a comentarios que favorecen la dinámica de la clase. Y utilizan el diccionario, otro de los temas que hemos tratado anteriormente.
Resumiendo, no cualquier libro es válido para un estudiante, pero bien es verdad que los hay adecuados a todos los niveles y preferencias. En nuestra mano está, como profesores, el encontrarles «guante a su medida»
En Las Américas tenemos una gran selección de lecturas graduadas para cada nivel de aprendizaje, desde el debutante hasta el más avanzado.
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